OTRA VISIÓN DE HICKSJosé Tomás ESTEVES ARRIADespués de leerme su biografía en The New Palgrave's: a Dictionary of Economics, considero que al igual que Keynes es un producto genuino de la educación británica para las élites y otros no tan élites. Ahora bien, leyendo el extraordinario artículo de Marco del Río publicado en la Revista Laissez-Faire, nos dice que Hicks fue sucesivamente neoclásico, keynesiano, y al final neoaustríaco, casi al final de su trabajo, nos cuenta nuestro profesor del Río, (p.30) que no “tengamos a Hicks como pensador inconsistente y confuso.” Pero, que si consideramos que la ciencia se establece o construye, con proposiciones provisoriamente verdaderas y como un proceso que fluye de la ignorancia al conocimiento por una trayectoria no lineal, “Hicks es realmente hombre de ciencia”. Aquí del Río se lanza por la calle del medio, y la tesis se entrega a la raíz epistemológica de Karl Popper (Popper, 2002) quien dicho sea de paso le tiene cierta ojeriza a la economía como ciencia (Sorman,1990, p. 269), véase también entrevista a Popper por Angelique Beres (1986). Ahora bien, la Economía en cuanto ciencia tiene tres vertientes epistemológicas: a) el apriorismo extremo, grupo originado por John Stuart Mill en cuyos miembros modernos se encuentran individuos de la talla intelectual de Ludwig von Mises, Lionel Robbins, y Frank H. Knight; b) el positivismo lógico, cuyo mayor exponente ha sido Milton Friedman con su “The Methodology of Positive Economics” en Essays in Positive Economics, publicado por la Universidad de Chicago en 1953, y;c) por último el ultraempiricismo, vinculado con la inducción en vez de la deducción, cuya mayor figura ha sido T.W Hutchinson, en lugar de partir de un sistema de axiomas o modelos los ultraempíricos adhieren a un conjunto de hechos. Esta útil clasificación la hemos tomado de C.E Ferguson 1978, pp.13-14.11 Ahora bien, en el libro de autoría colectiva Política Económica, escrito por Andrés Fernández Díaz, José Alberto Parejo Gámir, y Luis Rodríguez Sáiz, Madrid, MacGraw-Hill Interamericana de España S.A, 1995, se trata ampliamente en las páginas 3 hasta la 19, estos problemas epistemológicos, y hasta nombran a I. Lakatos y sus programas de investigación. Ante tanta alharaca metodológica sencillamente nos quedamos con la definición de la economía como ciencia por parte de Joseph Schumpeter, quien en su magistral obra Historia del Análisis Económico (Tomo I) pp. 23-24, nos plantea que “llamar ciencia a un campo determinado del conocimiento no debe interpretarse como un elogio, no como lo contrario de un elogio”. Y más adelante nos aclara que ciencia es cualquier género de conocimiento que a cuyo perfeccionamiento han aplicado los hombres sus esfuerzos conscientes. En vista de que tales esfuerzos producen hábitos mentales – métodos o técnicas- y una aprehensión de los hechos descubiertos con el empleo de estas técnicas, que son muy superiores al conocimiento de los hechos y las prácticas o actitudes mentales típicos de la vida corriente. En vista de que la economía utiliza técnicas que no son de empleo 1 Valor y CapitalEn 1939 J.R Hicks publica Valor y Capital que trata en sus primeros temas de la teoría del valor subjetivo, de la teoría de la utilidad de Marshall, y temas relacionados con la ley de la demanda de los consumidores, y que hoy están incorporados a los textos actuales de microeconomía. También se refiere al equilibrio general siguiéndose más que todo por las ideas de Walras. Ahora bien, el equilibrio general tiene su punto de partida en un sistema económico integrado por unidades de consumo (familias) y unidades de producción (empresas). De esta forma surge una dotación de recursos que aquellas prestan a éstas y que, a determinados precios del mercado, generan sus ingresos, permitiendo así el consumo. Este consumo se establece en una demanda de bienes justamente por la aplicación de los recursos al proceso de producción, bajo condiciones de coeficientes fijos. Una de las bases del funcionamiento es el postulado de que el costo de los bienes de consumo no exceda a los ingresos generados, que no ocurran ganancias extraordinarias (subrayado nuestro) y que cualquier relación de oferta-demanda dependerá de los precios de los diferentes bienes (veáse, artículo “Equilibrio general” en Diccionario Enciclopédico de Economía Planeta,). El equilibrio del sistema competitivo comportará la igualdad entre la oferta y la demanda en cada mercado. Otro artificio metodológico de Walras, es el tâtonnement o “tanteo” en castellano, o mejor dicho técnicamente una subasta walrasiana. En este caso, se supone que los compradores y vendedores anuncian las cantidades que les interesa intercambiar a precios “criés au hasard” (precios pregonados al azar). Así se reduce la oferta del precio cuando se está en un exceso de demanda negativo e incrementándola cuando es positivo. Se continúa anunciando las intenciones de compra, sin compromiso, hasta que se encuentra un precio que garantiza el equilibrio en todas las partes del mercado. De esta forma, tanto los compradores como los vendedores descubren el verdadero precio de equilibrio antes de dedicarse a intercambiar bienes. Por otra parte, se supone que en caso de compra venta de servicios productivos, que los empresarios reciben “boletos” que son realmente contratos provisionales para adquirir cantidades determinadas de servicios de los factores a precios establecidos. Los contratos son provisionales en el sentido de que la compra solo es obligatoria si los precios establecidos terminan siendo precios de equilibrio de todo el sistema (Blaugh, 1968, pp. 775-776).Bajo este contexto, el sistema de equilibrio general tiende a un estado estacionario, puesto que no existen ganancias extraordinarias, y se desenvuelve bajo un ambiente de competencia perfecta, no hay monopolios naturales. Si definimos el equilibrio como una situación en la que hay oportunidades para la generalizado y como hay economistas que se dedican a su cultivo y mejoramiento, podemos decir efectivamente que la economía es una ciencia en el sentido que atribuimos a este vocablo.2 obtención de beneficios normales, la economía se encontrará siempre en equilibrio. Pero si en cambio, definimos como una situación anormal en la existe un flujo mayor de ganancias de los factores de producción que modificará el curso de la economía, esta se encontrará por lo tanto en un desequilibrio persistente. En este sentido la escuela austriaca no adopta el equilibrio clásico walrasiano para explicar las ganancias empresariales que surgen porque el empresario observa oportunidades extraordinarias de ganancias.2 Y estas se producen cuando hay un ambiente de desequilibrio en un mercado o en varios. En el siglo XX, recientemente, el economista de origen francés, Gerard Debreu3 ha retomado el tema del equilibrio general de Walras, mediante un lenguaje de alta matemática, que solo unos indiciados o matemáticos y economistas pueden leer con facilidad, en vista de su avanzada complejidad. Demás está decir que Debreu ya fue ungido con el Premio Nobel de Economía. En este sentido, todos o casi todos los integrantes y partidarios de la escuela austríaca rechazan el lenguaje matemático para describir los problemas económicos y su causalidad.El esquema IS-LMEn 1937, Hicks, publica su famosísimo artículo “Keynes y los 'Clásicos': una posible interpretación”, publicado en Econometrica en donde creó las curvas o diagrama IS-LM, esto es para representar los mercados de bienes, donde el ahorro es igual a la inversión; y los mercados de dinero donde siempre la oferta monetaria es igual a la demanda de dinero. Cabe destacar que aquí vuelve el equilibrio general, por la puerta trasera, puesto que Hicks estima que los mercados de bienes y la oferta y demanda de dinero están equilibrados. El esquema IS-LM agarró por asaltó los textos de enseñanza de la macroeconomía. En el libro conocido de texto, Macroeconomía de Thomas F. Dernburg y Duncan M. McDougall, en sus figuras 9-1 y 9-2 está deducida geométrica y gráficamente las curvas de la inversión y el ahorro (mercado de bienes) con cuatro cuadrantes. En la figura 9-1 empareja prácticamente la función del ahorro dependiente del ingreso personal y de pendiente positiva, es decir mientras más ingreso personal hay, hay más ahorro; con la de la inversión de pendiente negativa, esto es, a medida que baja la tasa de interés aumenta la inversión. De igual modo, en la figura 9-2, se introduce la demanda de dinero por transacciones con pendiente positiva en relación al ingreso nacional, y luego se igual con la demanda especulativa de dinero que tiene pendiente negativa en relación a la tasa de interés. En el 2 A este respecto véase en Thurow, Corrientes peligrosas: El estado de la ciencia económica, México, FCE, 1988, autor que analiza con mucha perspicacia el concepto de equilibrio en la economía, y sus diferentes acepciones por diversos observadores.3 En el extraordinario libro de Michel Szenberg, Grandes economistas de hoy, Madrid, Editorial Debate, 1994. Gerard Debreu, narra su filosofía personal de la vida y su carrera de investigador en la ciencia económica. 3 manual de economía intermedia de David Gowland, Money, Inflation and Unemployment, nos presenta al respecto curvas o diagramas IS-LM para todos los gustos y disgustos, tanto para explicar efectos de políticas monetaristas o fiscalistas. Es más, hasta nos adjunta un apéndice que es una taxonomía de curvas IS-LM y la generación de curvas “perversas” (¡comillas nuestras!). De igual, forma en su apartado 4.8 presenta una cantidades de excepciones y problemas que trae el uso de las curvas IS-LM, entre las cuales se tienen: 1) la exogeneidad y controlabilidad de la oferta monetaria por la autoridad monetaria; 2) en la curva IS-LM el mecanismo de transmisión de la política monetaria es a través de la vía de las tasas de interés, un cambio en la oferta monetaria implica una variación en las tasas de interés que conduce a una demanda de bienes; 3) En la curva IS-LM no hay diferencia entre una política cuyo objetivo sea expresado en términos de dinero y uno expuesto en términos de tasas de interés. Acertadamente, nos aclara del Río, que el esquema IS-LM no ha sido adoptado por los monetaristas, y ni siquiera por economistas modernos como Robert Barro4, en su Macroeconomía. Así nos alerta Barro (1986, p. IX):La macroeconomía se encuentra en un estado de cambio. El modelo keynesiano, que tuvo aceptación casi universal como paradigma básico hasta finales de la década de 1960, es cada día menos popular. Esta pérdida de popularidad refleja el desconcierto ante los acontecimientos económicos del pasado, en especial del modelo para enfrentarse a la inflación y a los choques de oferta. También refleja el adelanto teórico y empírico de un “enfoque de equilibrio de mercados” como alternativa, que tiene ya una relación más estrecha con la microeconomía y que los economistas han utilizado con éxito para estudiar el comportamiento de las familias y empresas individuales. Aunque subsisten algunos problemas importantes, este enfoque provee una macroeconomía mucho más satisfactoria que la que teníamos. Al decir satisfactoria quiero expresar que el enfoque evita las incongruencias internas y también permite una mejor comprensión del mundo real.También cita del Río a Garrison (p.20), y efectivamente, Roger Garrison (2005, p.195) en Tiempo y dinero, ataca severamente a la interpretación propuesta por Hicks (1937) al decir que es doblemente desafortunada. Primero, la separación entre sector real (IS) y sector monetario (LM) violenta al ánimo de los comentarios calificadores de Keynes sobre la teoría monetaria clásica. Luego, en la página 196, Garrison vuelve a la carga contra Hicks al decir que en 1976 sugirió otra interpretación, y esta consiste en que al reflejar el tiempo en la economía Hicks concluyó en que había realizado una distinción de primer orden falsa. Esto es, en lugar de dividir la macroeconomía en sector real y sector monetario, lo procedente habría sido dividirla en dos sectores uno “en el tiempo” y el otro “atemporal”. En el tiempo 4 Robert Barro, está vinculado a la escuela de las “expectativas racionales” o Nueva Economía Clásica, que ha dado mucho de qué hablar.4 quiere decir que está sujeta a cambio, (posiblemente desastroso, pero no pronosticable) sobre la base de modificaciones en la percepción de un futuro improbable; atemporal quiere decir más o menos mecánico. Por otra parte, Garrison hace sus propios gráficos y esquemas explicativos en su libro y allí contrasta el keynesianismo, el monetarismo y la escuela austríaca. John Maynard Keynes y los keynesianosSi algo ha tenido J.M Keynes en común con Karl Marx es su facilidad para hacer seguidores y sub-escuelas. El agudo periodista especializado en temas económicos, Samuel Brittan, (1982, p.73) al respecto decía en un escrito titulado ¿Puede la democracia dirigir una economía?:Una de las industrias de gran crecimiento en el mundo de habla inglesa es la exégesis de los escritos de John Maynard Keynes. ¿Qué es lo que Keynes dijo exactamente? ¿Cuándo lo dijo? ¿Quiénes fueron sus precursores? ¿Qué es lo que realmente quería decir? ¿Qué debería haber dicho? ¿Qué estaría diciendo hoy si estuviera vivo? Cualquiera que encuentre demasiado áridas tales preguntas podrá consolarse con la riada de nuevos atisbos y revelaciones sobre la vida del gran hombre y su trascendencia para la era en que vivió. Como sujeto del siglo XX, para la hagiografía de todos los tiempos, Keynes se une a la selecta compañía de Freud, Mahler, Wittgenstein y de muy pocos más.En el trabajo del profesor del Río, (p.20) se menciona a los keynesianos, post keynesianos neokeynesianos y nuevos keynesianos. Y la propia gran alumna del maestro, Keynes, Joan Robinson5 llama “keynesianismo bastardo” a estas modelizaciones tipo IS-LM6. Sea como fuere, el profeta Keynes, también tuvo mucho éxito en el mundo político, porque se creía que había descubierto la “piedra filosofal” de la economía que consistía en trasmutar depresiones en prosperidad, y por lo tanto en vencer el ciclo económico per saecula saeculorum. Así, la base fundamental del keynesianismo es la salida del patrón oro que había funcionado como un corset que evitaba malas políticas monetarias. En los países subdesarrollados, la introducción del keynesianismo ha vigorizado las tendencias inflacionarias inmanentes, y subyacentes. La inflación en América Latina estuvo azotando a Argentina, Uruguay, Chile y Brasil durante años7. En Estados Unidos, el 5 También en el libro de Garrison (p.194) se menciona que ¡Joan Robinson parece estar bastante segura de lo que Keynes quería decir, pero confiesa que a veces es difícil entender lo que quería decir! (signos de admiración nuestros).6 Cuando se cumplían los 150 años del nacimiento de Karl Marx, en mayo de 1968, el genial sociólogo Raymond Aron, en una conferencia en la UNESCO, sobre el difunto pensador alemán, explicaba que su éxito en formar escuelas y sub-escuelas radicaba en lo siempre equívoco y permanencia inagotable de sus ideas, en donde había confluido el socialismo utópico francés, la economía clásica inglesa (David Ricardo), y la filosofía realista alemana (Hegel). 7 Véase al respecto, Chronic Inflation in Latin America, por Felipe Pazos, New York, Praeger Publisher, 1972.5 keynesianismo no pudo sacarlo de la Gran Depresión del año 1929, fue la devaluación del año 34 y la entrada en la Segunda Guerra Mundial lo que sacó a Estados Unidos de la Gran Depresión, e incluso en el año 1939 la deuda total de Estados Unidos alcanzaba los US $ 40.000 millones cuando en 1929 ésta se situaba en los US $ 16.000, según Robert I. Heilbroner (1970, p.193). Y este mismo autor nos relata en su mismo texto, (p.196) que, en 1939, aunque las condiciones habían mejorado considerablemente por encima de los niveles de 1932 todavía se encontraban aún 9,5 millones de personas sin empleo que constituían el 17% de la fuerza de trabajo en ese entonces. Del Río, califica en su artículo al keynesianismo de Hicks semejante al de Paul Samuelson, quien unió ciertas ideas de la escuela neoclásica y construyó la famosa síntesis neoclásica donde mezcla elementos sobre todo microeconómicos y su modelo de multiplicador-acelerador, de raigambre keynesiana. También se hizo famoso con la publicación de su libro Economía8 que ya lleva más de 13 ediciones sucesivas. Paul Samuelson, véase a Szenberg, (1994. pp. 278-279) ataca inclemente el apriorismo kantiano de Ludwig von Mises, e incluso llega a la extrema rudeza de compararlo con su propio hermano Richard von Mises, un físico matemático, el cual por supuesto emplea la metodología del lenguaje matemático tan cara a Samuelson.El último libro de Hicks: A Market Theory of MoneyEl libro A Market Theory of Money de Hicks, tiene 15 capítulos y un apéndice sobre Riesgo e Incertidumbre. En el capítulo “The Market makes its money “siguiendo las ideas de Thorton (1802) y de Hawtrey (1913 y 1919), Hicks analiza el funcionamiento del crédito en una economía antes de introducir el dinero. Durante el proceso de producción hay un tiempo de diferencia en el cual la entrega de bienes y su pago. El cambio de bienes contra dinero no es inmediato y usualmente el productor paga luego de un lapso. Así Hicks, construye un modelo cuyo enfoque es 1) un sector mercantil, el cual emplea facturas como medios de pago entre sus miembros; y 2) un sector externo el cual emplea el dinero de contado. En efecto, endurezcamos el problema, si admitimos que el sector usuario de facturas tiene un conjunto garantizado de facturas, por lo tanto, las facturas que emplea son confiables. Como se aprecia necesitamos un negociante que descuente las facturas por efectivo. Estos negociantes serían similares a los que negocian en moneda extranjera. Afuera y adentro son como dos países que tienen su 8 La edición que tengo en mi biblioteca es la decimotercera con coautoría de William D. Nordhaus, Madrid, MacGraw-Hill/Interamericana de España, 1990, tiene más de mil páginas y es casi una Enciclopedia de la Economía por la cantidad de temas que abarca.6 propio dinero. La determinación de la tasa de interés, o descuento sobre las facturas es equivalente a una tasa de interés. Hicks, (1989, p. 51). Un capítulo interesante de este libro, es relacionado con la inflación, ¿el cual es denominado What is Bad about Inflation? En el mismo Hicks se adhiere al punto de vista de que la inflación, aunque sea suave o continua, gesta una indexación permanente con los salarios, y de ahí se deriva la llamada espiral inflacionaria de precios y salarios. También Hicks (p.135) está contra la política de sobrevaluación de la moneda para combatir la inflación con productos importados baratos. Nuestro autor dice que la recuperación de la productividad hace que los precios suban más lentamente que los salarios, y así el espiral desaparecerá. Hasta llega a decir que con una pequeña ayuda de la política monetaria la inflación se curará así misma. También aquí habla sobre la hiperinflación que constituye la pérdida de funciones del dinero, y que no basta simplemente de cambiar de signo monetario, sino que hay que reintroducir la confianza. Según un crítico erudito (Jan Kregel) se nos aclara que este libro es una teoría sobre el mercado, no porque analice mercados monetarios en particular, sino porque identifica factores, tales como la existencia de negociantes (dealers), los cuales son necesarios para el funcionamiento y la organización de los mercados, los cuales generan costos, y así produce una explicación de la demanda de dinero. Así de esta manera J.R Hicks, critica a sus predecesores en el sendero de la economía dinámica, tales como Walras, Edgeworth y Marshall por haber descuidado a los medios de operación del mercado tales como los negociantes e intermediarios y “hacedores de mercado en determinados precios. Individuos necesarios para la operación de los mercados.Hicks y la economía del bienestarUno de los campos más difíciles de la macroeconomía o de la microeconomía es el llamado economía del bienestar. En este sentido, nos dice en Fundamentos de la economía del bienestar, que en el siglo XIX se sostenía generalmente que el economista no estaba destinado a explicar las realidades económicas tal como son y han sido, sino que además establecer principios de política económica, esto es, decir cuáles políticas tenderían a promover el bienestar social, y cuáles políticas tenderían a gestar el derroche y el empobrecimiento. En este contexto, existe una escuela que preconiza que la economía puede encargarse de esta segunda función, pero hay otra que desea rechazarla porque de acuerdo con su punto de vista, la economía del bienestar, la economía de la política económica tiene un carácter muy 7 acientífico para integrar parte de la ciencia económica. Más adelante dice textualmente Hicks (1986, pp. 75-76):Mientras que la economía se ocupe de la explicación, puede alcanzar conclusiones universalmente aceptadas mientras se entiendan de manera correcta, pero cuando va más allá y trata de prescribir principios de política, sus conclusiones deberán depender de la escala de valores sociales sostenida por el investigador particular. Tales conclusiones no pueden tener ninguna validez para quien viva fuera del círculo en que se aceptan estos valores. La economía puede y debe ser la misma para todos los hombres; nuestra economía del bienestar será inevitablemente diferente si somos liberales o socialistas, nacionalistas o internacionalistas, cristianos o paganos. (negritas nuestras)Hicks, en este trabajo publicado inicialmente en 1939, más o menos reproduce las condiciones de un óptimo de Pareto en donde no puede mejorarse la situación de alguien sin empeorar la situación de otro. Y desarrolla si criterio de compensación para valorar la incidencia de un cambio en la política económica sobre el bienestar general de la comunidad consistente en afirmar que el bienestar aumentará si las personas que salen ganando con el cambio pueden compensar a los que salen perdiendo y aun así mejoran su situación. Aquí nos atrevemos a decir de nuestra cosecha propia, un ejemplo: En las reformas agrarias hechas en América Latina, en donde compensa el fisco a los terratenientes, para beneficiar a los pequeños agricultores, pero poco después la producción agrícola y de alimentos disminuye abiertamente perjudicando a toda la sociedad y en especial a los más pobres y desfavorecidos, contradicen abiertamente a los principios teóricos de la economía del bienestar. En Venezuela, la expropiación abiertamente de fundos ganaderos y explotaciones agrícolas e incluso una empresa de servicios al agricultor como Agroisleña, ha incentivado las importaciones de alimentos en momentos en que ese país, casi no cuenta con reservas internacionales.ConclusionesEn un diálogo de un economista colombiano, Diego Pizano Salazar en una de las preguntas que le hace a Hicks, sobre uno de sus últimos libros La crisis de la economía keynesiana (1975) en el cual plantea que los historiadores del futuro denominarán al tercer cuarto del siglo XX como la edad de Keynes. Su libro sobre la economía keynesiana da la impresión de que el análisis de Hayek podría estar volviéndose más relevante para el examen de los problemas contemporáneos, mientras el marco conceptual de Keynes podría estar perdiendo su poder explicativo. ¿Podría deducirse de aquí que los problemas más urgentes de la política económica actual en el mundo industrializado tienen que ver más con los problemas que 8 llamaban la atención a Pigou relacionados con el bienestar económico y la asignación de recursos, en lugar de las preocupaciones keynesianas relacionadas con el desempleo y la recesión? La respuesta de Hicks, es sencillamente sorprendente para todos propios y extraños: “debería comenzar diciendo que voy a tener que cambiarme de nombre. Valor y Capital (1989) fue escrito por un economista neoclásico llamado J.R Hicks que ya murió, como lo he insinuado en otra parte en los libros Capital y Tiempo (1973) y una Teoría de la Historia Económica (1969). Y en otra pregunta: hablando de desempleo, ¿estaría usted de acuerdo con Hayek en que la teoría keynesiana del desempleo estaba equivocada y que la distorsión de los precios relativos es la verdadera causa del desempleo, ya que no permiten igualar la oferta y la demanda por trabajo en cada uno de los sectores de la economía. En relación con la aplicabilidad actual de la teoría keynesiana del empleo, no afirmaría que esta teoría es falsa sino, más bien, incompleta. Keynes estaba preocupado por el desempleo involuntario (como lo denominó), o sea un tipo de desempleo que surge como consecuencia de una ausencia de demanda efectiva. Creo que la distinción de Keynes entre empleo voluntario e involuntario no es muy útil. En el momento que los sindicatos demandan un determinado nivel de salarios puede haber desempleo por razones que Keynes llamaría voluntarias: distorsiones, rigideces, etc. Por último y no menos importante copiamos in extenso esta parte del interesantísimo trabajo del profesor del Río (p.30):Pero también, como hemos visto, porque Hicks era muy consciente de la complejidad del mundo, y que las ideas generales podrían ser muy mala guía para la acción. Proporcionar una opinión informada sobre un tema específico, o sobre la realidad económica de cierto país, supondría el esfuerzo de interiorizarse de los detalles pertinentes, y para ello no basta mirar ciertos datos estadísticos, pensaba con prudencia Hicks. De esta forma, evitaba Hicks caer en la falacia ricardiana, la idea de que las conclusiones o implicaciones de un modelo teórico simple se pueden aplicar a la solución de problemas reales. Francamente no entendemos este párrafo, David Ricardo, en su cargo de miembro del Parlamento británico, demostró que la inflación en Inglaterra a causa de las guerras napoleónicas se debía a la emisión excesiva de billetes por parte del Banco de Inglaterra, y hasta Keynes después se quejó de la adherencia de esta institución al patrón oro. También Ricardo atacó la renta de los terratenientes y se logró por fin con la abolición de las leyes de granos. En el Diccionario Enciclopédico de Economía Planeta, en el apartado sobre la vida de David Ricardo, se dice lo siguiente:9 …Pero junto con el Ricardo capaz de elevar su pensamiento a altos niveles de abstracción, coexiste otro Ricardo interesado profundamente por los problemas económicos del momento, derivados de las necesidades financieras provocadas por las guerras napoleónicas y del paulatino paso del centro de gravedad de la economía británica de la agricultura a la industria. Participó, así, destacadamente en las polémicas de su época, convirtiéndose en el líder del liberalismo económico industrial, en el más claro y decidido representante de la burguesía industrial que estaba tomando el poder en Gran Bretaña.En Estados Unidos, el economista Walter Heller, fue director del Consejo de Asesores Económicos del presidente John F. Kennedy basado en una orientación keynesiana obtuvo crecimiento económico que impulsó a este gobierno. De modo que sí pueden las ideas de los economistas plasmarse en actos de gobierno para obtención de resultados. En España, tenemos el caso famoso de los tecnócratas del Opus Dei, que supieron transformar la economía española en la octava potencia industrial en los años sesenta, al conseguir una tasa promedio de crecimiento del 7%. Nuestro economista Hicks, ha demostrado ser un hombre estudioso, pero sus cambios de paradigma y de ideas, nos dejan con la incertidumbre de saber si ha sido un adherente a modas académicas o son sus recientes investigaciones las que le han hecho reflexionar. Friedrich von Hayek, quien ha reconocido una deuda intelectual con Ludwig.von Mises, en uno de sus escritos dice que después de sus estudios lamenta no estar de acuerdo con el enfoque kantiano y optimista de su profesor Hayek en que el hombre con su propia razón busca su beneficio, sino que han sido grupos humanos que habían visto que unas tribus progresaban más que otras, y descubrieron que habían prosperado más que otros gracias a la propiedad y la familia. Y en eso el capitalismo sigue campeando porque ningún profeta, dictador, o jurista lo creó, simplemente fue el resultado de una evolución hacia el progreso. Quizá, al profesor John R. Hicks le haya faltado escribir su libro de texto, como lo hicieron Paul Samuelson, Rudiger Dornbush, Stanley Fischer, Jeffrey D. Sachs, Felipe Larraín, y el propio Milton Friedman con su monumental Monetary History of the United States. Ludwig von Mises, escribió su densa y sencilla Acción Humana al alcance de todos los lectores, tal vez, un discípulo suyo como Israel M. Kirzner en Creatividad, capitalismo y justicia distributiva, lo haga más complicado. En fin, terminamos estas líneas con un pensamiento de William J. Baumol (véase a Szenberg, 1994, p.62) quien dice al respecto:Todos y cada uno de los economistas matemáticos, institucionalistas, econometristas, historiadores de la economía, neoclásicos y seguidores del sendero anglo-italiano han hecho aportaciones, pero ninguno ha hallado la piedra filosofal, y cualquiera que se empeñe en 10 denunciar a los demás puede parecer un tanto ridículo. La ciencia económica es una disciplina difícil y no podemos darnos el lujo de prescindir de los servicios de nadie que mantenga una postura que quizá aporte nueva luz al funcionamiento de la economía.BibliografíaARON, Raymond: conferencia en Los marxismos imaginarios, de Sartre a Althusser, Caracas, MonteÁvila Editores, 1969BARRO, Robert J.: Macroeconomía, México, McGraw-Hill, 1986.BERES, Angelique: “Entretien sur l'economie avec Sir Karl Popper”, en Revue Francaise de Economie, Volumen 1, N°2, 1986, pp.55-64.BLAUG, Mark: La teoría económica en retrospección, Barcelona, Editorial Luis Miracle S.A, 1968.BLISS, Cristopher: artículo “Hicks, John Richard en The New Palgrave's: a Dictionary of Economics, John Eatwell, Murray Milgate, y Peter Newman, London, The MacMillan Press, Ltd. 1987.BRILLANT, Lucy: “Hicks's Theory of the Short-Term Rate of Interest and Thornton and Hawtrey's Influences”. Journal of the History of Economic Thought, Cambridge University Press, 2019, 41 (3), pp.393-410. 10.1017/S1053837218000482. hal-01794570BRITTAN, Samuel: ensayos compilados por Robert Skidelsky en El fin de la era keynesiana, Barcelona, editorial Laia, 1982.DEL RÍO, Marco Antonio: “John Richard Hicks: un economista neoclásico, keynesiano y neoaustríaco”, en Revista Laissez-Faire, N° 52-53, (Marzo-Septiembre 2020: 10-32).DERNBURG, Thomas y Duncan M. MacDougall, Macroeconomía, México, Editorial Diana, 1978DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE ECONOMÍA PLANETA, T.4 “Equilibrio general (teoría del)”, Barcelona, Editorial Planeta, 1980.DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE ECONOMÍA PLANETA, T.7 “Ricardo, David”, Barcelona, Editorial Planeta, 1980.FERGUSON, C. E. Teoría microeconómica, Bogotá, FCE, 1978.FERNANDEZ DÍAZ, Andrés et alia: Política Económica, Madrid, MacGraw-Hill Interamericana de España S.A, 1995.11 GOWLAND, David: Money, inflation, and unemployment, Herdfordshire, Harvester Wheatsheaf,1991.HEILBRONER, Robert I.: La formación de la sociedad económica, México, FCE, 1970.HICKS, John R.: Valor y Capital, México, FCE,1954.HICKS, John R.: Riqueza y Bienestar, ensayos sobre teoría económica I, México, FCE,1986.HICKS, John R.: A Market Theory of Money, Oxford, Clarendon Press, 1989.KREGEL, Jan: “The Formation of Fix and Flex Prices and Monetary Theory: An Appraisal of John Hick's A Market Theory of Money” en Revista de la Banca National del Lavoro. S. f copia sacada de internet.PIZANO SALAZAR, Diego: “Un diálogo con el profesor Hicks” en Co_Eco_Diciembre_1977_Pizano.pdf tomado de internet.POPPER, Karl R.: Búsqueda sin término, Madrid, Editorial Tecnos, 2002.SAMUELSON, Paul y William D. Nordhaus, Economía, Madrid, Mc.Graw-Hill/Interamericana de España, 1990.SCHUMPETER, Joseph A.: Historia del Análisis Económico, (tomo I), México, Fondo de Cultura Económico, 1971.SORMAN, Guy: Los verdaderos pensadores del siglo XX, Buenos Aires, Editorial Atlántida, 1990.SZENBERG, Michael: Grandes Economistas de hoy, Madrid, Editorial Debate S.A, 1994.THUROW, Lester: Corrientes peligrosas: el estado de la ciencia económica, México, FCE, 1988.